miércoles, 3 de diciembre de 2014

El ambiguo descubrimiento del té

Té: infusión de las hojas y brotes de la planta del té (Camellia sinensis). Este tipo de infusión principalmente formada por agua, ha llegado a la actualidad debido a su sabor fresco y ligeramente amargo. Incluso ha podido extenderse por todo el mundo a través de sus diferentes tipos, pero ¿alguien sabe su fortuito origen?

El descubrimiento del té proviene de dos leyendas acerca de la misma persona,神农, Shennong (escrito en pinyin) o Shen Nung (escrito en Wade-Giles). Shennong era uno de los Tres Augustos (三皇五帝). Estos eran los gobernantes mitológicos que estaban gobernando antes de la primera dinastía Xia. A los Tres Augustos según la tradición china, se le atribuye la fundación de la civilización china, ya que fueron los creadores de las instituciones sociales, culturales y económicas, al igual que la familia, la agricultura, la escritura entre otros inventos. Por ese motivo, Shennong es conocido como el Granjero Divino debido a su foruito descubrimiento. Se cree que vivió hace unos 5000 años.

Después de explicar un poco de información sobre Shennong empezaremos a explicar las dos leyendas que cuentan su casual descubrimiento:


La primera leyenda cuenta que un héroe cultural llamado Shennong tenía como hobby probar las hierbas que se encontraba en sus excursiones, con el objetivo de encontrar aquellas que sirvieran para curar los males del pueblo. En sus excursiones, Shennong visitaba zonas remotas de montaña, riveras, mar, etc. Y probaba cada hierba que se interponía en su camino. De esa forma, experimentaba las diferentes funciones de cada tipo de hierba y consiguió el apodo del “Agricultor divino”, causa de su rara costumbre.
Un día, cuando Shennong se encontraba en uno de sus “viajes”, se encontró con una hierba y la probó, como acostumbraba a hacer. Inmediatamente se le empezó a hinchar y secar la lengua, llegando a tener el tacto de una bola de algodón. Encontró un gran árbol, y agobiado, decidió sentarse a descansar. De pronto, se levantó una ráfaga de viento, y por casualidad o coincidencia se cayeron algunas hojas de color verde oscuro a sus pies. Por hábito (y más por desesperación) comenzó a masticar la hierba, esperando que surgiera algún efecto en el mal que tenía. Para su alivio, las hojas emitieron un olor aromático, que junto con su saliva hizo que su lengua volviese a estar hidratada, desapareciendo todas sus molestias.

      ¿Increíble, verdad? Pues la siguiente tiene menos suspense pero es más sorprendente.

      Nos remontamos antes del tercer milenio a.C. En esos tiempos, según la leyenda de los tres augustos estaba gobernada por Shennong también conocido como El Sanador Divino.  Este personaje era muy escrupuloso, evitaba cualquier contacto personal, a no ser que fuera una persona muy, muy cercana. Además, hacía que sus sirvientes le abrieran las puertas para evitar cualquier posible contacto. Pero eso no es todo, cuando bebía agua, mandaba que se la hervieran. Un día, cuando descansaba apaciblemente en su patio, la hoja de un árbol cayó casualmente en su taza de agua caliente. Shennong percibió el suave aroma que emitía la fusión y decidió probarlo, tras lo cual llegó a la conclusión de que era un sabor exquisito. Decidió investigar más sobre esta maravillosa planta y descubrió sus propiedades curativas.

Hecho por: Diego Cabrero 




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